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Tecnología para no depender la tecnología
Hace algunos días decidí registrar la mayor cantidad de datos posible sobre mis hábitos vinculados a la tecnología. Gracias a distintas aplicaciones, pude saber cuántos correos electrónicos envío por día, cómo armo mis citas en la agenda cada semana, si paso mucho tiempo frente a la computadora sin moverme, cómo duermo y hasta cuántas veces por hora toco la pantalla de mi teléfono celular para ver notificaciones. Escribí sobre esta experiencia aquí en el blog de PayPal y recibí vía redes sociales muchos comentarios de personas que se habían animado al mismo desafío con resultados muy interesantes.
 
Contar con información precisa sobre nuestra conducta es el primer paso si queremos conocernos más y mejorar nuestra productividad. Lo que sigue es analizar estos datos y a partir de esta reflexión decidir si queremos tomar algún plan de acción. En mi caso, no puedo negar que la tecnología y la hiperconectividad cambió mi vida pero también es cierto que a veces me trae dolores de cabeza. Mientras escribo esto, por ejemplo, vibra mi smartphone con notificaciones de Whatsapp, Instagram me avisa que tengo un mensaje directo y caen sin cesar mails de trabajo. No hay dudas de que la tecnología puede abrumarnos e, incluso, intoxicarnos. Sin embargo, también puede volverse nuestra aliada si sabemos cómo usarla.
 
En el pasado les conté algunas de las técnicas de productividad que utilizo a la hora de organizar mi trabajo como periodista freelance. Mi experiencia me indica que es muy importante poder crear espacios “libres de notificaciones” y distracciones a la hora de escribir o pensar artículos. Es por eso que utilizado mucho Freedom, una app que puede bloquear temporariamente nuestro acceso a la web o a determinados sitios, desde Facebook a Netflix, por nombrar algunos. Funciona para la mayoría de los dispositivos móviles y de escritorio y si bien es pago, ofrece un período de prueba. Conozco amigos que utilizan SelfControl, una herramienta similar pero gratuita y de código abierto, lo que también la convierte en una opción atractiva.
 
Si para trabajar necesitamos usar nuestro navegador, la extensión de Chrome StayFocusd (así, sin la “e”), que permite programar una cantidad de tiempo determinada que queramos estar en ciertos sitios. Una vez gastado ese tiempo -por ejemplo, una hora diaria en Facebook- lo bloquea por el resto de la jornada. Son medidas algo extremas pero eficaces, porque nos permiten ir cambiando de a poco nuestros hábitos.
 
En cambio, si lo que tenemos que hacer es escribir, FocusWriter permite anular el resto de las aplicaciones y programas, incluso la misma interfaz del procesador, y hasta cambiar el color del escritorio a un gris neutro. Yo lo usé un par de veces pero no me resultó, porque tanta simpleza me ponía nervioso. Lo que sí recomiendo es utilizar música ambiental de lluvia, de mar o de naturaleza. Existen sitios como Noisli, pero yo uso bandas de sonido en plataformas de streaming como Spotify, Google Music o incluso YouTube.
 
Mi abuela solía decir que cualquier cosa, incluso la más beneficiosa, puede ser perjudicial en exceso. Es un dicho que se aplica perfectamente a la nuestra vida en la web. Sin embargo, aquello que nos puede intoxicar también nos cura. El secreto, claro, está en la dosis.
 
 
Tomás Balmaceda, Periodista y blogger
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