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El año era 2009. La idea, muy simple. Surfistas y viajantes embarcaban llevando en su equipaje filtros purificadores que serían distribuidos en comunidades con difícil acceso al agua potable. Ese proyecto, Clean Water Couriers, fue el embrión de uno de los más innovadores programas sociales de suministro de agua potable en el mundo, el Waves For Water – o, simplemente, W4W.

 

Lo que comenzó como una especie de red de amigos ganó el planeta, estableció asociaciones, conquistó colaboradores y, hoy, ya garantizó el acceso al agua potable a cerca de 8 millones de personas en más de 27 países, entre ellos Sierra Leona, Afganistán, Nicaragua, Haití, India, México, Brasil y Colombia.

 

 

Además de la acción que dio origen a W4W, la institución coordina y ejecuta fuerzas de tareas en gran escala en lugares asolados por desastres naturales, como terremotos y tsunamis, como los que ocurrieron en Nepal, en las Filipinas y en Haití, por ejemplo. Y las iniciativas de W4W  tienen el apoyo del programa Dona con PayPal en países como Brasil y México, por ejemplo.

 

Detrás de esa onda del bien que está mejorando la vida de millones de personas en todo el planeta, está el ex surfista profesional Jon Rose, creador de W4W. Y en este “Causa que Amamos” especial, el Blog PayPal Latam ofrece una conversación especial con él sobre inspiraciones, asociaciones y su proyecto, tal vez la ola más perfecta de su vida. 

 

 

“Yo estaba en un barco en la costa de la isla de Sumatra durante un viaje de surf en septiembre de 2009, cuando sentí un pequeño temblor. No había forma de saber en ese momento, pero un terremoto de 7,6 grados había destruido la ciudad vecina de Padang, dejando más de mil muertos y 100.000 desamparados. Cuando llegué a la costa vi la ciudad devastada. Por casualidad, yo estaba a camino de Bali para entregar 10 filtros de agua para lo que sería la primera misión de Waves For Water. Pero, después de ver la tragedia que asoló a Sumatra, entregué los filtros al equipo de rescate en Padang para ayudar a quienes más necesitaban agua pura. Fue así como empezó Waves For Water”.

 

 

“Siempre tuve cierta preocupación social, aunque mi estilo de vida como surfista profesional fuese bastante egoísta. Cuando mi padre se involucró con la causa del agua, yo lo apoyé. Vi lo que él realizaba con Rain Catcher, la organización que fundó, y eso me pareció increíble. Él hizo proyectos en África, desarrollando maneras simples de recolectar agua de lluvia y enseñando a las personas cómo hacer para que no tuviesen que caminar kilómetros hasta un lago.

 

Cerca de seis años más tarde, cuando buscaba una actividad después de finalizar mi carrera de surfista, pensé: ‘Puedo hacer eso también’. Había presenciado esa necesidad en todos los lugares donde había hecho surf. Waves For Water nació de la constatación de que yo podría ir a todos los lugares que conocí a través del surf y ayudar. Si yo ayudase sólo en los lugares que había conocido, habría trabajo para el resto de mi vida. Eso me parecía un plan simple. Pero el proyecto se transformó en una fuerza de tareas para proveer ayuda de emergencia, no siempre como respuesta a un desastre, como un terremoto, sino en lugares donde el desastre es diario. Denominamos eso humanitarismo de guerrilla”.

 

 

“El filtro MVP cuesta 50 dólares, y éste es el método más rápido, fácil y barato de proveer agua potable a las personas. Puede funcionar hasta 5 años y filtrar hasta 3 millones de litros de agua. Ya distribuimos más de 150.000 filtros en 27 países, garantizando agua potable para aproximadamente 8 millones de personas”.

 

 

“Nuestro enfoque es crear y ejecutar los mejores programas de campo posibles. Para ello, hacemos asociaciones con otras organizaciones, empresas o personas que conozcan una necesidad específica y, teniendo recursos para asignar, nos financien para que desarrollemos programas que resuelvan el problema.

 

En cuanto a nuestros programas de ayuda de emergencia, es la Madre Naturaleza quien decide donde vamos a trabajar. Ya hicimos asociaciones con organizaciones sin fines de lucro y organizaciones gubernamentales para proveer soluciones en gran escala, así como con organizaciones menores, invariablemente creando soluciones adaptadas a los proyectos específicos. Siempre somos el socio que implementa los proyectos, garantizando que la tecnología disponible y el conocimiento necesario para manipularla lleguen a las manos de las personas que las necesitan”. 

 

 

 

 

“Una vez que los programas ya están desarrollados, nosotros los implementamos localmente con la ayuda de personas que participan en sus respectivas comunidades y asumen papel de líderes de los proyectos. Creemos en desarrollar y fortalecer redes locales y, de hecho, ayudamos a voluntarios, líderes comunitarios e, inclusive, personas comunes que son diariamente afectadas por el problema para que usen sus talentos, sus habilidades y su esfuerzo personal. Ese proceso permite que logremos, realmente, conectarnos con las comunidades, establecer una relación de confianza y proporcionar un alto grado de atención y cuidados individuales para todos nuestros proyectos”.