Se trata de crear consciencia y seguir promoviendo la educación financiera entre los jóvenes latinoamericanos
Por Federico Gómez Schumacher, VP PayPal América Latina
Hoy vuelvo a hablar sobre un tema muy importante para nuestra región: La educación financiera y por qué la misma es factor clave para el desarrollo de los países en América Latina. El año pasado, en otro artículo sobre el tema, reflexionaba sobre la enorme desventaja que nos representa no tener una juventud consciente de sus finanzas con conocimiento suficiente para poder tomar decisiones financieras acertadas, y hoy sigo afirmando que las políticas de educación financiera son una herramienta esencial para promover el crecimiento económico. Cuanto más impulso e importancia gana, más impacto tiene la inclusión financiera de la población y en la estabilidad del sistema financiero.
La realidad es que la falta de conocimiento financiero de muchas familias jóvenes latinas las lleva cada día a perder oportunidades que ofrece la industria financiera global. Según Statista, por ejemplo, en 2018, los estudiantes chilenos alcanzaron el puntaje más alto en educación financiera entre los países latinoamericanos analizados por el programa para la evaluación internacional de estudiantes (PISA), con 451. Le siguió Brasil con un puntaje promedio de 420. Y sorprendentemente, todos los países latinoamericanos analizados tuvieron un desempeño por debajo del promedio de la OCDE de 505.
Esto lleva a mi siguiente punto. La educación financiera debe ser uno de los cimientos del sector educativo, y debe tener como objetivo principal el garantizar que los niños y niñas salgan del colegio, y luego la universidad, con suficientes conocimientos para saber afrontar la vida.
Por ejemplo, los y las jóvenes latinos (en su mayoría) tienden a pensar que la inversión en bolsa esta fuera de su alcance y que solo es posible si tienes fuertes sumas de dinero o si eres una empresa muy grande. Es muy importante que entiendan que se puede comenzar con poco capital y luego ir creciendo.
Otro factor preocupante es que muchas personas en América Latina ahorran muy poco dinero, si es que lo hacen, y debido a esto no pueden planificar su jubilación, ni comprar seguros de salud ni de vida, además de tener deudas que los privan de poder comprar su propia casa y hacer inversiones a futuro.
Aunque la educación financiera es generalmente más alta entre la gente con más recursos, y más altos niveles de educación, es claro que miles de personas no están preparadas para hacer frente a los rápidos cambios en el panorama financiero. Hoy nos enfrentamos antes una era financiera digital muy dinámica donde los productos de crédito, pagos, etc están cada vez más disponibles, pero también requieren más consciencia al utilizarlos.
Todo esto, nos lleva a considerar que las estrategias de mayor impacto en la región son aquellas que permiten coordinar acciones educativas, informativas y de comunicación entre los sectores público y privado, las instituciones educativas y la sociedad.
Tenemos en frente un desafío muy grande, ya que todos debemos ser agentes de cambio. Adquirir conocimientos financieros es crucial, y como compañías debemos también proveer a nuestros empleados de capacitaciones sólidas.
El objetivo común debe ser lograr una economía más firme y desarrollar países con poblaciones y empresas con mínimas capacidades, comportamientos y actitudes para evolucionar y controlar su futuro financiero, lo cual tiene un claro impacto positivo sobre su prosperidad y la de las generaciones venideras.