En Latinoamérica existe un gran problema: no toda la población tiene acceso a los servicios bancarios, mientras cada vez más servicios, públicos y privados, son pagados en línea. Pero los sistemas de pagos electrónicos como PayPal allanan el camino a la economía digital para estas personas
Si bien la inclusión financiera es un tema que preocupa a los países latinoamericanos y es manejada como materia de estado por muchos estados, quizás una de las principales herramientas para disminuirla está en el lado de las empresas, no en el de los gobiernos: el uso de sistemas de pagos electrónicos como PayPal, que cuentan con un modelo de negocios que no sólo es incluyente, sino también confiable.
Muchos gobiernos, nacionales o regionales, han optado por mejorar su eficiencia mediante el uso de plataformas digitales y una gran preocupación resulta de la imposibilidad de cobrar por los servicios prestados al sector no bancarizado de la sociedad. Igualmente operadoras de telefonía celular y otros prestadores de servicios han mudado sus procesos de cobranzas hacia lo electrónico, creando una gran presión sobre los individuos no bancarizados. Los sistemas de pago electrónico pueden ser usados como medio para simplificar estos pagos y llegar a un mayor número de usuarios, incluso permitiendo realizar pagos desde otros países, lo que facilita trámites a ciudadanos de un país que estén residenciados en el extranjero. De hecho hoy día es común su uso para pagar muchos servicios locales, como las renovaciones y registros de dominios de Internet en países diferentes a donde se encuentra el individuo u organización.
Paypal: una solución segura, con gran potencial.
PayPal es una solución de pagos electrónicos genéricos, aplicable a las diferentes ramas del comercio e industrias y a diferencia del sistema pre-pago de un operador telefónico, por ejemplo, permite usar estos fondos para pagos en diferentes comercios.
En Latinoamérica la mayoría de los países tienen un 50% de su población o más con acceso limitado o nulo a los servicios bancarios, por lo que todos los países están interesados en explorar diferentes formas de pago móvil y electrónico que permitan disminuir esa brecha.Desde hace años algunos gobiernos de la región hacen grandes esfuerzos por promover el pago electrónico, por ejemplo el gobierno de Colombia realiza más del 75% de sus pagos de esta manera y ha llegado a proponerse una ley para prescindir del efectivo en Colombia a favor de las alternativas electrónicas. También Ecuador ha desarrollado importantes esfuerzos legislativos para consolidar el pago electrónico. Incluso países con restricciones cambiarias, como Venezuela, ven el futuro de los pagos electrónicos y móviles y los promueven como alternativa para agilizar sus economías, disminuyendo el intercambio de efectivo y agilizando el intercambio comercial.
PayPal cuenta con aproximadamente 7 millones de cuentas activas en Latinoamérica y es de hecho una plataforma más que interesante desde donde impulsar la inclusión financiera, ya que se trata de una plataforma abierta y agnóstica (iOS, Android, Web), preferida por los usuarios, y percibida como muy confiable, inclusive para compras que trascienden las fronteras de los países. Otra gran ventaja de PayPal es que se trata de una plataforma probada, con reconocimiento no sólo de los usuarios particulares, sino también de las empresas y comercios, con un gran potencial para desarrollar mercados emergentes y consolidados.
En nuestra región, uno de los mercados que mejor ha captado esta ventaja es el del turismo y ya existen emprendedores que prestan sus servicios no sólo en populares ciudades como Río de Janeiro, sino también en lugares tan remotos como el Altiplano Andino --donde no abundan los bancos—y que permiten el pago de sus servicios mediante PayPal, aumentando así la sensación de seguridad de los turistas, que pueden viajar libres de efectivo y aún así gozar de servicios de hospedaje, tours e incluso reservar pasajes de avión y tren.
Al final, PayPal es una herramienta que fomenta la creatividad financiera, lo que permite a empresas y emprendedores no solo tener acceso a mercados internacionales, sino también generar nuevos servicios y productos, incorporando nuevos jugadores a la economía digital y habilitando a los países de la región tomar parte en la más grande transformación de la historia del comercio, en la que la diferencia entre el dinero físico y el digital es cada vez más indistinguible.