Bea Peinador, head of Enterprise Sales PayPal rLatam
En las últimas décadas, América Latina y el mundo han visto un cambio significativo en la participación de las mujeres en la fuerza laboral. Cada vez más mujeres se gradúan en la educación escolar y universitaria, consiguiendo ingresar en el mundo empresarial, alcanzando altos puestos de trabajo. El apoyo social, los movimientos feministas y la agenda mediática cada vez tienen mayor calado en la configuración de esta tendencia y continúan siendo claves para seguir avanzando en este camino.
Sin embargo, el progreso de la región ha sido insuficiente, todavía este crecimiento representa un porcentaje bajo del total de la población femenina y en ocasiones se han vivido enormes retrocesos. El camino hacia el poder y liderazgo sigue siendo particularmente complicado y los desafíos siguen siendo muchísimos.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), revela que, en el sector privado, persiste el llamado techo de cristal. De 1.259 empresas que cotizan en la bolsa de 31 países de América Latina y el Caribe, solo 37% cuenta con mujeres en sus directorios y 73% carece de mujeres en la alta gerencia.
Otro hecho que sigue marcando la desigualdad entre hombres y mujeres es la brecha salarial En el último informe de la Organización Internacional del Trabajo, se reveló que la población femenina en América Latina y el Caribe gana 17% menos salario que los hombres por hora trabajada, lo que representa un desafío para los países de la región.
Podemos ver como la segregación ocupacional y la polarización de los trabajadores por género de las industrias y de los sectores económicos destacan como factores clave.
A nivel cultural y social en América Latina las mujeres juegan un papel clave en el entorno familiar, lo que en muchas situaciones implica que si las empresas no cuentan con estrategias de conciliación; como por ejemplo flexibilidad de horarios y trabajo remoto, la mujer se enfrentará a la disyuntiva de elegir entre la familia y el trabajo.
En muchos casos esta menor participación de las mujeres en la vida empresarial disminuye por no poder conciliar sus vida laboral y personal debido a esquemas obsoletos de las compañías. Otros factores que acentúan esta brecha son la informalidad y la necesidad de la mujer de incursionar en el ámbito laboral remunerado.
Adicional a todo esto, América Latina todavía enfrenta un menor acceso al sistema financiero, lo que limita mucho la participación de las mujeres en la vida económica. Por este motivo, es muy importante que tanto las empresas como los lideres de los países den prioridad a la creación de más productos financieros para aumentar la educación y salud financiera, y se enfoquen también en promover el emprendimiento para brindar independencia de ingresos.
Hace unos años, McKinsey publicó un estudio de 345 empresas localizadas en países de América Latina, en el cual examinaba los resultados financieros y la composición de sus comités ejecutivos. El estudio reveló que aquellas empresas con al menos una mujer en su comité ejecutivo alcanzaron mejores resultados que aquellas cuyos comités estaban integrados exclusivamente por hombres. Su rentabilidad financiera fue un 44% mayor, y su rentabilidad operativa un 47% más alta.
La realidad es que las mujeres tienen un enorme potencial para fomentar las economías de los países. El futuro económico y social de América Latina depende en gran parte de que ellas asuman posiciones de liderazgo.
En PayPal, la equidad de género y la diversidad son temas que se toman muy en serio. Desde 2016, la empresa paga salarios equivalentes a hombres y mujeres que ocupan el mismo puesto. Y tenemos una serie de acciones internas para asegurar el ascenso de mujeres a posiciones de liderazgo. Actualmente, el 50% del directorio global de la compañía está compuesto por mujeres; El 51% de los vicepresidentes de PayPal son de raza u origen diversos; y, entre los directores y ejecutivos por encima de este cargo, el índice alcanza el 54%. Globalmente, la compañía ha alcanzado la marca de diversidad del 58%.
Cuando las mujeres participan plenamente en la fuerza laboral de una sociedad pueden ser grandes impulsoras de innovación y claves para crear economías más sólidas. El trabajo para lograr avanzar aún mas es de todos. Los medios de comunicación, el gobierno y la sociedad en general deben dar más crédito y proporcionar visibilidad del éxito de las mujeres en diferentes industrias. A su vez las empresas debemos preguntarnos constantemente qué estamos haciendo con el talento femenino, cómo estamos distribuyendo y lo más importante, como estamos promoviendo y desarrollando la competitividad de la mujer internamente.